Una patente es un artificio legal para asegurar un negocio sobre un producto por un tiempo estipulado; es así como una persona que inventa algo, solicita una patente para poder comercializar ese “algo” sin que otro pueda competir contra la persona inventora en el mercado. La persona que inventó y patentó la maquina de exprimir naranjas, gozó (por así decirlo) de las ventajas que le suponía el sacar más jugos y vender más jugos de naranja en el mercado, durante los 20 años de la vigencia de la patente. Así es como más o menos funcionan las patentes.
Desde 1995 se hizo obligatorio el patentamiento de las medicinas (productos farmacéuticos), los cuales, como todo el mundo sabe, no son productos cualquiera, como un lapiz o una computadora, que sin los cuales, muchas veces, no puede sobrevivir una persona que padezca una enfermedad como por ejemplo el SIDA. Sin embargo, apezar de que en el mundo todos coinciden con que las patentes de los medicamentos deberían eliminarse, aún subsiste el mito de que sin patentes se paralizaría el desarrollo de nuevos productos, porque los desarrolladores de estos nuevos productos ganarían menos si se eliminaran esas patentes, lo cual es falso, porque cuando no había patentes de medicamentos, igualmente las empresas farmaceúticas obtenían grandes ingresos.
Actualmente las empresas farmacéuticas patentan no solo drogas nuevas, sino, combinaciones de drogas ya conocidas, y modificaciones menores hechas a drogas ya conocidas con procedimientos conocidos, y lo que es más llamativo: se están patentando réplicas o análogos estructurales de sustancias químicas (proteínas o secuencias de nucleotidos que codifican para esas proteínas) que ya existen en la naturaleza, y que las tiene todo el mundo en sus células. Estas sustancias son en muchos casos factor clave de sobrevivencia de un ser humano, y no poder acceder a ellas, es a menudo la causa directa de que se pierda la vida de millones de personas en este planeta, porque el elevado coste que representa adquirirlas (por estar patentados) es una barrera de acceso. Los productos patentados son más caros que los no patentados.
Las Empresas farmacéuticas son las que actualmente solicitan más patentes en el mundo, y ocupan los primeros lugares en los índices de ganancias por concepto de ventas a nivel mundial. La compañía farmaceutica Pfizer SA, por ejemplo, solicita patentes de cada nuevo producto que desarrolla en los 190 y tantos países que existen en éste universo – mundo; y al obtener las patentes en cada pais, puede impedir que se fabrique y se comercialice el producto sin su consentimiento; puede fijar el precio que ella considere pertinente; y finalmente puede no ofrecer el producto en un determinado país, si considera que por sus bajos ingresos, no puede pagar el precio que ella quiere imponer, condenando así a miles de personas que pudieran salvar su vida por la aplicación de ese producto farmacéutico. Ese es el panorama actual.
Hay paises como la INDIA quienes decididamente se oponen a las patentes de los medicamentos, y ofrecen medicamentos mas baratos a sus ciudadanos, pero desgraciadamente hay otros países, como los nuestros, que están atados de manos por convenios internacionales firmados en mala hora, y estamos obligados a respetar unos supuestos derechos de propiedad intelectual, que no respetaron nunca los países hoy llamados desarrollados y que nos amenazan con sanciones comerciales y de otros tipos si no respetamos esos acuerdos.
La principal obligacion de un Estado es garantizar la vida de sus cuidadanos, por encima de todos los acuerdos y convenios internacionales firmados. El acceso a los medicamentos es una forma de garantizar el derecho que tiene todo el mundo a la vida. Es por eso que debe ser revisado el patentamiento de las medicinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario